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De Kuip se vistió de partido grande. Ambientazo en el feudo del Feyenoord para recibir a un gigante de Europa. Se le fue un poco la mano a los ultras locales con la pirotecnia y el partido se paró durante los primeros siete minutos por la humareda que cubría por completo el estadio. Entre la neblina iba a aparecer un mexicano para regalar a los suyos una noche para la historia. Santi Giménez está para grandes cotas.

El guion del partido estaba claro. Dominio de pelota hasta abusivo por parte del Bayern y contras fulgurantes de los neerlandeses. A la primera que pudo correr el equipo de Brian Priske, Smal se inventó un pase antológico para que Santi Giménez abriese el marcador con un golazo no sin la ayuda del bueno de Kim que se tragó el balón por arriba. El primer gol llegó antes que las propias ocasiones.

Desde ese momento, el Bayern comenzó a trasladar el dominio de la pelota en llegadas al área de Bijlow. Cada llegada era respondida con maestría por el meta neerlandés. Cuando él no podía, ya estaban Hancko y Trauner para despejar cada balón que pasase por su área. La más clara la tuvo Harry Kane a bocajarro pero Bijlow se sacó una mano antológica. Un Feyenoord heroico resistía cada envite alemán.

Y cuando se enfilaba ya el final del tiempo de añadido, otra contra conducida por Giménez acabó con un penalti absurdo de Guerreiro. El ex del Dortmund había tenido que entrar por lesión de Davies y a la primera que entró en juego regaló un penalti. No perdonó Santi desde los once metros para anotar su segundo tanto y poner patas arriba De Kuip.

Tras el paso por vestuarios la película no cambió en exceso. El Bayern salió con todo para buscar la remontada. El Feyenoord, en un ejercicio defensivo extraordinario, fue cerrando cada llegada alemana con un gigantesco Hancko y un grandísimo Bijlow. Entre el central y el portero desbarataron cada acción ofensiva de los de Kompany. Solidaridad atrás y un killer como Santi Giménez fueron argumentos más que suficientes para llevar a la lona a un gigante como el Bayern.

Para rematar la noche, con los alemanes volcados, Ueda culminó una nueva contra conducida por Giménez. La fiesta en De Kuip ya era imparable. El Bayern se complica el top 8. Y el Feyenoord sueña de la mano de un mexicano que se apellida gol.