Un osasunista en El Sadar


“Va a ser raro”, confesaba en la previa Iñigo Pérez con su sosiego habitual para transmitir el mensaje ante los micrófonos. “En el cuerpo técnico bromeamos. La primera vez que me enfrenté al Rayo estaba en Osasuna y ganamos los últimos minutos (temporada 2021-22, gol de Manu Sánchez). Luego me tocó de segundo entrenador con el Rayo y perdimos en los últimos minutos (temporada 2022-23, gol de Rubén García). El año pasado estaba en la grada porque ya había vuelto de Inglaterra (temporada 2023-24, otra vez ganó Osasuna con gol de Raúl en los últimos minutos). Este año va a ser la primera vez que voy a ser el primer entrenador. Ojalá cambie el resultado”.

La fecha es especial para el chantreano, que este sábado cumplió 37 años y que vive su segundo curso en Vallecas, el primero desde verano. Los resultados y el juego del equipo le avalan por ahora. Ha conseguido estabilizar a su equipo en la zona media para escapar del descenso y lo hace con ese sello propio de la intensidad, la velocidad y la organización.

“Ya sabéis que soy de allí, he jugado allí”, trasladaba a los periodistas en Madrid para diferenciar lo emocional de lo profesional. “En la previa siempre se genera esa especie de vínculo emocional , se habla de él, contestamos preguntas, pero una vez que llegas allí no existe eso. De hecho, si es caso por ese vínculo prefieres ganar con más fuerza que nunca por lo que queda después del partido con amigos y familiares (lo dijo sonriendo)”.

Hubo una pregunta muy concreta para el centrocampista que defendiera la camiseta de Osasuna desde 2018 hasta 2022 y dejara huella en el vestuario y en el club por su liderazgo y forma de entender el fútbol. “¿Es tu sueño entrenar alguna vez a Osasuna?”, le cuestionaron. Fue correcto al responder aunque deslizó su ilusión. “Siempre es especial volver a casa, soy osasunista, he jugado allí … pero no voy mucho más allá del entrenamiento de hoy. Uno se puede imaginar y uno se puede ilusionar con eso, pero no es algo que me quite mucha energía”. En junio, por cierto, acaba contrato.

El Rayo viene de caer en la Copa y le espera a un Osasuna fuerte en El Sadar. “Tienes que reponerte emocionalmente y ellos han tenido un chute emocional importante por conseguir una victoria en San Mamés. Eso más lo cómodos y seguros que se muestran en su casa hace que sea difícil. Espero un partido abierto y con alternativas”.

La personalidad para sentar a una estrella

“Los jugadores demandan minutos que, a veces, un entrenador, por lo que fuera, no les puede ofrecer”. Iñigo Pérez siempre ha buscado lo mejor para el Rayo por encima de nombres de elevada magnitud. Sin poner malas caras y ofreces malas respuestas, el técnico navarro ha tenido que digerir decenas de preguntas en ruedas de prensa sobre James Rodríguez, mejor jugador de la última Copa América que llegaba a Vallecas como flamante fichaje. Ha sido una prueba de personalidad ante la presión mediática que ha intentado influir. Parte de la prensa de España y de Colombia, con informaciones alejadas de la realidad. Los resultados le han dado la razón. El equipo ha estado por encima de la estrella. No hay privilegios si no se compite. Iñigo tiene el apoyo de Vallecas, que le aclamó en la última jornada y del vestuario. Con todo, el chantreano exponía tras la salida de James a México un tono autocrítico que le hace ser cercano. “Tendré un debe de por qué no he sido capaz de extraer el máximo potencial y forma parte de mi trabajo para poder crecer”.

Proyección y en un ‘club’ donde solo hay 12 navarros

Iñigo Pérez tomó la alternativa a mitad de la campaña pasada como primer entrenador. El Rayo le reclamaba tras la destitución de Francisco. El exrojillo había vuelto de Inglaterra porque por problemas burocráticos no podía tener un permiso de trabajo para ser el ayudante de Andoni Iraola en el Bournemouth. Fue un contratiempo al no poder saborear la experiencia de la Premier. Entre partidos y partidos en El Sadar desde la grada, sonó el teléfono y aceptó, con solo 36 años. El reto no le asustó. En el vestuario había un jugador mayor que él, Falcao, y la media era de 29. Era el cuarto más joven de las grandes ligas europeas.

En sus tiempos de jugador, su voz era siempre escuchada y respetada. De mando e inteligencia en el campo, explotaba una zurda exquisita mientras absorbía enseñanzas de Bielsa a Arrasate. Dejó Osasuna en 2022 sin tener suerte con las lesiones y descartó ofertas del fútbol profesional para iniciar una vida en los banquillos, primero como segundo de Iraola, amigo y compañero en su época en el Athletic. Jagoba también le quiso para que se integrara en el cuerpo técnico, pero optó por seguir otro camino. En febrero cumplirá un año como técnico de Primera. Su mano derecha es Adrián López, otro exrojillo en esta etapa de Primera División.

En la historia de la máxima categoría, ha habido otros once entrenadores navarros. De ellos, siete han dirigido a Osasuna (Urdíroz, Salvatierra, Alzate, Zabalza, Martín, Ziganda y Gracia).

NAVARROS EN PRIMERA
Entrenador (año debut) Partidos
Pedro Mari Zabalza (1986) 284
Pepe Alzate (1980) 178
Javi Gracia (2013) 145
Cuco Ziganda (2006) 137
Juan Arza (1966) 122
Juan Carlos Unzué (2017) 38
Iñigo Pérez (2024) 33
Martín Monreal (1994) 33
Emilio Urdíroz (1935) 22
Jose Mari Bakero (2006) 16
Jesús Salvatierra (1960) 4
Esteban Areta (1971) 1





Un osasunista en El Sadar

Hoy ha sido un día especial para mí, un verdadero sueño hecho realidad. Como osasunista de corazón, siempre había soñado con poder pisar el césped del Estadio El Sadar, el templo rojillo donde mi equipo juega sus partidos.

Y hoy, gracias a una visita guiada organizada por el club, he tenido la oportunidad de recorrer cada rincón de este emblemático estadio. Desde los vestuarios hasta el palco presidencial, he podido conocer de cerca todos los lugares que tantas veces he visto por televisión.

Pero lo más emocionante de todo ha sido cuando nos han permitido pisar el césped sagrado de El Sadar. Sentir la hierba bajo mis pies, respirar el aire fresco del estadio y contemplar las gradas vacías pero llenas de historia ha sido una experiencia inolvidable.

Aunque hoy no haya partido, el ambiente en El Sadar sigue siendo único. La pasión de los aficionados, la historia del club y la emoción de cada partido se respiran en cada rincón de este estadio. Y yo, como osasunista, me siento afortunado de haber tenido la oportunidad de vivirlo en primera persona.

Así que desde hoy, cada vez que vea a mi equipo jugar en El Sadar, recordaré con emoción este día en el que un osasunista como yo pudo pisar el césped de su estadio de corazón. ¡Aupa Osasuna!

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